Ha sido uno de los jugadores más queridos por los hinchas azules a pesar del poco tiempo que estuvo. Su peso hacía dudar de sus condiciones, pero la potencia que tenía lo llevó a ser un gran goleador. Al final murió muy joven por problemas en su corazón.
A mediados de 1984 el Valencia de España se llevó a Wilmar Cabrera, goleador uruguayo de Millonarios y por eso el equipo debía buscar delantero. Guillermo Ruiz Bonilla era el gerente del equipo y viendo la Revista El Gráfico encontró a un atacante de Gimnasia y Esgrima de Mendoza llamado Juan Gilberto Funes en la división de ascenso del fútbol argentino. Viajaron a la provincia de San Luis y en agosto se trajeron a un joven de 21 años que no tenía ni idea de Colombia.
El 16 de septiembre, Funes le anotó un doblete a al Bucaramanga y todo parecía que iba bien. Sin embargo, duró 11 partidos sin anotar gol y empezaban las críticas. Mientras tanto el técnico Jorge Luis Pinto lo puso a dieta, pues consideraba que sus 92 kilos eran demasiado. El entrenador que se había preparado en Alemania era muy estricto con la parte física de sus jugadores. Para Pinto el argentino debía estar en 85 kilos.
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“Funes era una bestia, físicamente era una bestia. Yo lo recibí en mi apartamento a una cuadra de Unicentro. Todos los días llegábamos al entrenamiento, el profe lo olía, cada vez que entrábamos al vestuario en la finca, se escuchaba el grito de por allá adentro: ‘¡Juan Gilberto a la báscula!’. Todos los días pesaba 92 y empezaba el profe a gritarle y decirle hasta de qué se iba a morir”, recordó Silvano Espíndola en 2018 en el programa ‘Mujeres Azules’ de Colmundo Radio.
Espíndola también era argentino y fue quien le quitó la titularidad al ‘Pibe’ Valderrama que hacía parte de la plantilla. Más allá de que Funes no marcara goles el equipo iba bien en una nómina que contaba con jugadores como: Alberto Pedro Vivalda, Alonso ‘Pocillo’ López, Miguel Prince, José Daniel Van Tuyne, Norbero ‘Huevito’ Gil, Germán Morales, Norberto Peluffo, Manuel Acisclo Córdoba, Arnoldo Iguarán, entre otros.
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“Pinto me agarró a mí: ‘usted vive con él, ayúdelo, él no hace la dieta’. Yo le dije que sí la hacía, que yo era testigo. Un día de esos a la noche yo escucho un ruido como a las 2:00 am, salí asustado con mis guayos que tenía tapones de aluminio, y el ruido era en la cocina. Yo tenía mucho susto y me meto ahí como para pegarle y era Funes con la nevera, el gordo estaba con medio cuerpo metido entre la nevera. Él hacía la dieta de día y a la noche no podía más de hambre y se comía todo. Luego el presidente del club, don Hermes Tamayo, le dijo que Funes tenía que jugar”, añadió Espíndola en la entrevista.
Ese final de 1984 se recuerda porque Funes marcó el gol 3.000 en la historia del equipo, pero no por mucho más. Los primeros 6 meses de 1985 fueron peores con apenas una anotación. Todo explotó en la segunda parte del año ya con Eduardo Luján Manera en el banquillo técnico. Juan Gilberto Funes marcó 32 goles y el periodista Jaime Ortiz Alvear lo apodó ‘El Búfalo de San Luis’. A mediados de 1986 lo fichó River Plate y fue vital en el título de la Copa Libertadores. Siempre jugó con sus 92 kilos de peso.