El descenso a la Primera C que no se dio, pero causó disturbios que llegaron hasta la cárcel

Lo peor para un hincha no es perder una final, sino perder su lugar en la máxima categoría. En algún momento en Colombia un equipo que estuvo en Primera División no solo podía caer a la B, de la Segunda División podría ir a la C. Esto ya era mucho para los aficionados “heroicos” y las burlas llegaron hasta una prisión donde hubo heridos. Al final la Dimayor protegió a su socio y otro club se vio beneficiado.

Real Cartagena participó por primera vez en la máxima categoría del fútbol colombiano en 1971. El Bucaramanga, inmerso en una grave situación económica, le alquiló la ficha ese año al equipo de la capital bolivarense. Ya en 1992 reapareció cuando le compró la ficha al Sporting de Barranquilla, pero ese mismo año descendió. Real Cartagena se convirtió en el primer equipo de la Primera División en Colombia en caer a la B. Todo porque en 1991 no hubo descenso, simplemente ascendió el Envigado que ganó la segunda división y así se completaron 16 equipos en la A.

En 1995 el fútbol colombiano se quiso acomodar al calendario europeo, es decir, iniciar el campeonato en julio o agosto y terminarlo en mayo o junio. Por tal motivo, en el primer semestre de 1995 se jugó un torneo corto y de 1995 a 1996 se disputaría el torneo anual. Lo mismo ocurrió en los torneos de la B y la C que habían nacido en 1991. Desde el comienzo estaba contemplado que el último de la A descendía a la B y el último de B a la C. Asimismo habría ascenso de la C a la B y de la B a la A.

Pero ese no fue el único cambio de la temporada 1995-1996, se instaló el promedio para el descenso, ya no era el último del año que bajaba de categoría sino el de peor promedio en los últimos 3 años. Real Cartagena se veía comprometido y su mala campaña hizo que llegara a la última fecha luchando por no descender. Los “heroicos” necesitaban ganarle de local a Cartago F.C y que el Cóndor no derrotara al Girardot F.C. La situación con Héctor Javier Céspedes ya era insostenible, tenía la hinchada en contra y unas semanas antes sacaron a algunos jugadores experimentados y pusieron a juveniles.

El 14 de abril de 1996 el Real Cartagena cayó 0 – 1 en el entonces llamado Estadio Pedro de Heredia. Ante 7.000 aficionados sentenció su descenso y comenzaron los disturbios. “Lo que recuerdo en el último partido es que nosotros estábamos en la tribuna y los hinchas, furiosos por el descenso, se nos fueron encima. Se formó tremenda pelea”, recordó José Pérez Pianeta, futbolista del plantel, al diario El Universal. Al técnico Céspedes lograron salvarlo unos policías y lo ayudaron a meter al camerino, mientras que varios jugadores lloraban recostados en el campo de juego.

No solo en las tribunas los jugadores Pérez Pianeta y Palencia Zumaqué se agarraban a golpes con los dolidos aficionados que los acusaban de “traidores”, otros se fueron contra la prensa. A los periodistas los acusaban de ser alcahuetes de los directivos y no criticar fuertemente la campaña del equipo durante el año. Pedro Valdez, de Los Dueños del Balón de RCN, dijo al aire que no iba a comentar más partidos del Real Cartagena. Todo el mundo daba por hecho que el Real Cartagena jugaría en la C y hasta inscribieron un equipo en la zona norte de esa categoría. Era normal que varios clubes profesionales tuvieran su filial juvenil en la Tercera División.

“¡Somos corruptos!”, el grito de algunos hinchas en un escandaloso partido

Al siguiente día hubo una reunión en la Dimayor para sortear las finales de la B. Allí El Tiempo le preguntó a Jorge Correa Pastrana, presidente de la entidad, sobre el Real Cartagena y el directivo sentenció: “El descenso es un hecho”. También el periódico consultó a Álvaro González Alzate, presidente de la Difútbol, y dijo: “No hay ningún inconveniente para el descenso del Real. Los directivos, tal vez, previendo lo que les iba a pasar, inscribieron el equipo en el campeonato y ya han jugado sus dos partidos”.

Este descontento se trasladó a la Cárcel Modelo de Barranquilla ese lunes, varias horas después del partido. En el patio 1 unos reclusos de los que se sabía que eran hinchas del Real Cartagena recibieron burlas de parte de otros del patio 5. En la noche hubo peleas a cuchillo y 5 presos terminaron heridos. Y es que Real Cartagena se convertía en primer equipo con dos descensos en su historia, en 1992 de la A a la B y ahora en 1996 de la B a la C, algo inédito para un club de fútbol colombiano.

Todo cambió en la Asamblea de la Dimayor a mediados de mayo. Las presiones hicieron que se decidiera que el Real Cartagena no podía descender a la C ¿La razón? El equipo tenía su ficha en la Dimayor, la que le había comprado en 1991 al Sporting de Barranquilla, era socio de esa entidad y la Primera C era organizada por la Difútbol. Los directivos e hinchas “heroicos” pudieron respirar tranquilos. El problema ahora era que Cooperamos Tolima tenía derecho a jugar en la Segunda División por haber ganado la C, entonces el torneo quedaría con 15 clubes y no era balanceado un número impar.

En julio la Dimayor le abrió la oportunidad a otros equipos de la C que se habían destacado para presentar un proyecto y tener un cupo en la B. Los clubes postulantes para ser el número 16 en la Segunda División eran: Seguros la Equidad, Caldas (diferente al Once Caldas) y Deportivo Pasto. Antonio Navarro Wolff era el alcalde de San Juan de Pasto y vio la oportunidad de darle a sus habitantes un equipo de fútbol. Al final el proyecto de los nariñenses fue el que más convenció a los directivos, Navarro dio garantías para que los equipos visitantes pudieran viajar y facilidades económicas. Fue así como el descenso del Real Cartagena a la C, que no se dio, terminó beneficiando al Deportivo Pasto.

En 1999 el Cúcuta también fue último en la B, tampoco descendió y finalmente en 2001 terminaron la Primera C. En 2020 los clubes aficionados presentaron una propuesta para que regresara la Primera C. Ver: Toma fuerza la iniciativa para reactivar la Primera C en Colombia ¿De qué se trata?